La educación actual está en un momento
de cambio en el que cada teoría, cada escuela y cada profesor apuesta por un
método diferente. De hecho, son muchas las escuelas que se han especializado en
el método Montessori o se han convertido en referente del buen uso de las
Inteligencias Múltiples, otras los hacen incluyendo el trabajo cooperativo o el
trabajo por proyectos, mientras tanto las hay que apuestan por los huertos
escolares como medida de cohesión social, por el trabajo desde la robótica o
haciendo un periódico escolar y así un largo etc. La realidad es que muchos de ellos funcionan
perfectamente y son grandes ejemplos de buenas prácticas educativas.
Sin embargo, en nuestro caso
creemos que la escuela necesita un cambio que nos permita mantener una línea
común de trabajo independientemente del método que usemos.
Para conseguirlo, una nueva ciencia,
la Neuroeducación nos ofrece una herramienta muy poderosa, al basarse en el
conocimiento de la herramienta que usamos para aprender, el cerebro.
Parte de la idea de que al igual que en el resto de profesiones, en nuestro caso, como
profesores, debemos conocer la herramienta que nos ayuda a trabajar. En nuestro
caso es imprescindible tener en cuenta
el papel del cerebro en todo el proceso, porque el cerebro humano ha evolucionado para educar y ser
educado; y ser capaces de explicar y comprender los procesos cerebrales que
están en la base del aprendizaje: la memoria, las emociones, los sentimientos…
nos ayuda a modificar las estrategias
pedagógicas para adecuarlas a las características de las personas y sus
necesidades específicas, consiguiendo así que nuestros métodos de enseñanza se adapten a las etapas
del desarrollo evolutivo y a las diferencias individuales.
Todo
ello, nos ha llevado a concluir que es el
cambio de metodología del profesor la base del cambio de la escuela y ello lo
demostramos en diferentes proyectos.
Por lo tanto, modificamos el método dependiendo de lo que queramos conseguir, pero no
la metodología, y hemos hecho vídeos, encuestas, experimentos, pases de
modelos, entre un largo etc., pero siempre respetando las claves que son la
base de nuestra metodología
Diez son las claves que usamos en
cualquiera de nuestros proyectos
1. El temario de cada materia y curso es trabajado en su totalidad, de
forma que se garantiza la correcta adquisición de conocimientos prevista por
ley. Sin embargo, la profundidad con la que
trabajamos en cada nivel es adaptado a las necesidades específicas de cada persona,
teniendo en cuenta además, que dichos contenidos han de hacerse reales para
cada alumno, de forma que tenga un sentido práctico para él/ella, y le permita
un aprendizaje para la vida.
2. Para que un aprendizaje sea eficaz, además, el alumno ha de poder
manipular la información, creando un nuevo producto final en el que imprima su
toque personal.
3. El desarrollo de la persona debe incluir todas sus facetas, desde los
aspectos físicos, sociales, emocionales, conductuales y cognitivos. Por ello,
siempre que sea posible, debemos potenciar el desarrollo de todas las
inteligencias.
4. Las emociones deben estar como la sal en la comida, presentes `pero sin
que se noten. Es decir, crear un buen ambiente en el que el niño se sienta
seguro y motivado para aprender es imprescindible, y se debe garantizar. Sin
embargo, el objetivo final de la escuela es generar conocimiento en todos los
sentidos, y para ello es importantísimo incluir el trabajo a niveles que garantice
que el alumno no sólo pueda aprender, sino que también quiera hacerlo.
5. Tan importante como el trabajo individual es el trabajo cooperativo, por
eso, en cada proyecto incluimos tanto partes individuales como en grupo.
6. Comunicare es vital, y saber hacerlo respetando y haciéndose respetar
mucho más, por eso, incluimos en nuestros proyectos tanto la comunicación
escrita como la oral.
7. El saber no genera registros permanentes. Por eso, el usar un portafolio
donde se almacene todo el trabajo, permite nos sólo aprender a organizarse para
poder hacerlo de forma eficaz, sino conservar un registro de lo aprendido que
nos ayude a evaluar el progreso y además, ver plasmado el resultado de trabajo,
y por qué no, volver a disfrutar en un futuro del fruto de su esfuerzo.
8. Incluimos trabajos extra voluntarios, no sólo porque supone una alta
motivación para aquellos alumnos más aventajados sino porque tal como nos está
demostrado la experiencia en, abre las puertas a una mayor implicación del resto
de los alumnos en estas nuevas tareas y aumenta la motivación por el
aprendizaje.
9. Cualquier trabajo debe ser guiado desde todas las perspectivas y a todos
nuestros alumnos, también a los de alto rendimiento, dando suficiente práctica
para automatizar los procesos y generando los recursos suficientes para que se
vaya adquiriendo una progresiva autonomía que finalmente germine en un trabajo
creativo.
10. Siempre debemos abrir una puerta
al aprendizaje y dar una oportunidad de mejorar las notas, porque para que
finamente aparezca la motivación intrínseca, deben percibir que sus acciones
tienen influencia directa en la valoración de su rendimiento, por eso es
importante que cada error o fracaso se plantee como una opción de superación, y
para ello hemos de recordar que no vale con decirle a un alumno: “estudia”, sino que además, hemos de
enseñarles a hacerlo, y cada a uno a su manera.
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