2. Un proyecto dentro del aula inclusiva- Aulas con corazón y cerebro

Aulas con corazón y cerebro

En nuestro proyecto planteamos un nuevo modelo metodológico basado en el conocimiento del cerebro como base de la trasformación de nuestras aulas, en el la Neuroeducación nos ayuda a garantizar la atención individual que cada uno necesita. Y ello sólo puede conseguirse desarrollando tanto las habilidades sociales como las individuales. Para ello nos basamos en los aspectos teórico-prácticos recogidos en el libro: Neuroeducación de Profesores y para profesores (Caballero, 2017).
La ciencia avanza y sus descubrimientos irrumpen en nuestras vidas. Pero ¿pasa igual en educación? Lamentablemente no.
Sin embargo no cabe duda de que la Neuroeducación nos puede ayudar a mejorar tanto los procesos de enseñanza como de aprendizaje y de que la ciencia nos da las claves para hacerlo.
Mientras tanto, el profesorado se encuentra en medio de la creciente burocratización del sistema, y las necesidades reales de nuestras aulas. Porque ya no sirven las clases magistrales y esa necesidad de cambio se hace especialmente patente con los alumnos que ocupan los lugares extremos, con un muy alto número de repetidores por un lado y el fracaso con los alumnos de alta capacidad por otro, traducido en la pérdida de talento. 
La Neuroeducación de profesores y para profesores nace de la necesidad de tender un puente de unión entre ciencia y docencia, porque, tal como dice Marina, el acercamiento entre ambos campos debe basarse en la práctica real en el aula, ya que “desde los conocimientos teóricos hasta su aplicación real hay mucha distancia”.
Por eso planteamos una Neuroeducación a pie de obra, con ejemplos prácticos que nos permitan mejorar todos los procesos cognitivos que intervienen al aprender matemáticas, inglés o lengua, partiendo de un buen clima emocional en el aula. Y es que no debemos olvidar que enseñar implica trasmitir habilidades y conocimientos, académicos y para la vida, y es ahí precisamente donde fallan nuestros alumnos.

 Para ello, llevamos a cabo una doble intervención:
  1. En el aula ordinaria a través de una metodología inclusiva
  2. Fuera del aula, prestando además, una atención específica a los alumnos de NEE por alto rendimiento, basada en la figura de mentor como guía.                                                              
La atención individual al resto de alumnos de NEE se viene llevando a cabo en nuestro centro por parte del departamento de orientación. Por lo tanto, son los alumnos de NEE que presentan altas capacidades, los alumnos a los va dirigida esta parte del proyecto.
Problema que pretende solucionar


La sociedad ha cambiado, y ha habido grandes cambios, que hacen que nuestros alumnos tengan nuevas necesidades.
Para atender correctamente a esta nueva realidad, el maestro del siglo XXI debe tener, además de conocimientos sobre su propia materia, una serie de herramientas que le permitan detectar las necesidades individuales y grupales, plantear estrategias para atenderlas y mecanismos de control eficaces para llevarlas a cabo.
 En primer lugar, debemos conocer las características evolutivas la etapa educativa en la que enseñamos, y en segundo lugar, las necesidades específicas de cada persona, por ello, se hace imprescindible conocer las características de los alumnos de necesidades educativas especiales que encontramos en nuestras aulas. Porque no es lo mismo un niño con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad, que un niño con Asperger, dislexia o altas capacidades. Ni el cerebro de un niño que acaba de llegar de otro país y no sabe nuestro idioma, o el del niño al que han estimulado desde pequeño, ni Pepe, que María, porque todos somos diferentes y nuestra forma de aprender también.
En tercer lugar, un maestro actual debe ser capaz de conseguir que todos sus alumnos aprendan y para ello debe saber controlar los mecanismos atencionales, y motivacionales porque enseñar y aprender empieza por atender y así nuevamente un largo etc. que viene de la mano de los conocimientos que nos aporta la Neuroeducación.
Por todo lo mencionado hasta ahora, además de otros muchos factores, se hace necesario un nuevo modelo de enseñanza que se adapte a las nuevas necesidades y sobre todo que tenga en cuenta que cada persona tienen un estilo de aprendizaje diferente y por lo tanto, una forma de aprender diferente y que incluya además los nuevos conocimientos sobre el cerebro que nos aporta el conocimiento científico.
En nuestro caso, partimos de los conocimientos teóricos que nos aporta la Neuroeducación, para llevar a cabo un cambio de metodología en el aula, porque la escuela necesita adaptarse a la nueva situación derivada de los cambios que se han producido en nuestra sociedad.
El proyecto Aulas Con Corazón y Cerebro garantiza la atención individual que cada uno de ellos necesita, a la vez que se potencia el trabajo cooperativo.  Porque todos somos diferentes y, nuestra forma de aprender, y además, si lo hacemos juntos, todos podemos mejorar.
Y eso es lo que hacemos cada día: que todos y cada uno de nuestros alumnos se sientan parte integrada de sus clases y copartícipes de su educación, desarrollando su potencial de manera individual.
Y el resultado es altamente positivo en todas las materias y niveles en los que se ha aplicado, tanto en la ESO, bachillerato o en ciclos formativos, ya que todos nuestros alumnos han mejorado sus resultados académicos, y lo más importante, la motivación. 
Y lo hemos hecho bailado, cantado y actuado, hemos hecho entrevistas, debates, y recitales, hemos hecho proyectos y experimentos en ciencias, hemos entrado en el laboratorio y aprendido sobre literatura china, árabe, e independientemente del proyecto que hayamos hecho, la base ha sido un cambio metodológico llevado a cabo por 30 profesores de dos centros de la localidad que creemos que otra forma de enseñanza es posible. 

I.              Metodología/ Método


La educación actual está en un momento de cambio en el que cada teoría, cada escuela y cada profesor apuesta por un método diferente. De hecho, son muchas las escuelas que se han especializado en el método Montessori o se han convertido en referente del buen uso de las Inteligencias Múltiples, otras los hacen incluyendo el trabajo cooperativo o el trabajo por proyectos, mientras tanto las hay que apuestan por los huertos escolares como medida de cohesión social, por el trabajo desde la robótica o haciendo un periódico escolar y así un largo etc.  La realidad es que muchos de ellos funcionan perfectamente y son grandes ejemplos de buenas prácticas educativas.
Sin embargo, en nuestro caso creemos que la escuela necesita un cambio que nos permita mantener una línea común de trabajo independientemente del método que usemos.
Para conseguirlo, una nueva ciencia, la Neuroeducación nos ofrece una herramienta muy poderosa, al basarse en el conocimiento de la herramienta que usamos para aprender, el cerebro.
Parte de la idea de que al igual que en el resto de profesiones, en nuestro caso, como profesores, debemos conocer la herramienta que nos ayuda a trabajar. En nuestro caso es imprescindible tener en cuenta el papel del cerebro en todo el proceso, porque el cerebro humano ha evolucionado para educar y ser educado; y ser capaces de explicar y comprender los procesos cerebrales que están en la base del aprendizaje: la memoria, las emociones, los sentimientos… nos ayuda a  modificar las estrategias pedagógicas para adecuarlas a las características de las personas y sus necesidades específicas, consiguiendo así que nuestros métodos de enseñanza se adapten a las etapas del desarrollo evolutivo y a las diferencias individuales.
Todo ello, nos ha llevado a concluir que es el cambio de metodología del profesor la base del cambio de la escuela y ello lo demostramos en diferentes proyectos.
Por lo tanto, modificamos el método dependiendo de lo que queramos conseguir, pero no la metodología, y hemos hecho vídeos, encuestas, experimentos, pases de modelos, entre un largo etc., pero siempre respetando las claves que son la base de nuestra metodología
Diez son las claves que usamos en cualquiera de nuestros proyectos

1. El temario de cada materia y curso es trabajado en su totalidad, de forma que se garantiza la correcta adquisición de conocimientos prevista por ley. Sin embargo, la profundidad con la que  trabajamos en cada nivel es adaptado a  las necesidades específicas de cada persona, teniendo en cuenta además, que dichos contenidos han de hacerse reales para cada alumno, de forma que tenga un sentido práctico para él/ella, y le permita un aprendizaje para la vida.
2. Para que un aprendizaje sea eficaz, además, el alumno ha de poder manipular la información, creando un nuevo producto final en el que imprima su toque personal.

3. El desarrollo de la persona debe incluir todas sus facetas, desde los aspectos físicos, sociales, emocionales, conductuales y cognitivos. Por ello, siempre que sea posible, debemos potenciar el desarrollo de todas las inteligencias.

4. Las emociones deben estar como la sal en la comida, presentes `pero sin que se noten. Es decir, crear un buen ambiente en el que el niño se sienta seguro y motivado para aprender es imprescindible, y se debe garantizar. Sin embargo, el objetivo final de la escuela es generar conocimiento en todos los sentidos, y para ello es importantísimo incluir el trabajo a niveles que garantice que el alumno no sólo pueda aprender, sino que también quiera hacerlo.

5. Tan importante como el trabajo individual es el trabajo cooperativo, por eso, en cada proyecto incluimos tanto partes individuales como en grupo.

6. Comunicare es vital, y saber hacerlo respetando y haciéndose respetar mucho más, por eso, incluimos en nuestros proyectos tanto la comunicación escrita como la oral.

7. El saber no genera registros permanentes. Por eso, el usar un portafolio donde se almacene todo el trabajo, permite nos sólo aprender a organizarse para poder hacerlo de forma eficaz, sino conservar un registro de lo aprendido que nos ayude a evaluar el progreso y además, ver plasmado el resultado de trabajo, y por qué no, volver a disfrutar en un futuro del fruto de su esfuerzo.

8. Incluimos trabajos extra voluntarios, no sólo porque supone una alta motivación para aquellos alumnos más aventajados sino porque tal como nos está demostrado la experiencia en, abre las puertas a una mayor implicación del resto de los alumnos en estas nuevas tareas y aumenta la motivación por el aprendizaje.

9. Cualquier trabajo debe ser guiado desde todas las perspectivas y a todos nuestros alumnos, también a los de alto rendimiento, dando suficiente práctica para automatizar los procesos y generando los recursos suficientes para que se vaya adquiriendo una progresiva autonomía que finalmente germine en un trabajo creativo.

10.  Siempre debemos abrir una puerta al aprendizaje y dar una oportunidad de mejorar las notas, porque para que finamente aparezca la motivación intrínseca, deben percibir que sus acciones tienen influencia directa en la valoración de su rendimiento, por eso es importante que cada error o fracaso se plantee como una opción de superación, y para ello hemos de recordar que no vale con decirle a un alumno: “estudia”, sino que además, hemos de enseñarles a hacerlo, y cada a uno a su manera.



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